Máscara
La doble cara de la moneda, ver que alguien al que confías tus más íntimos secretos pasa a ser la imagen más real de la traición.
Una palabra mal pintada, dos frases acompasadas, tres mentiras disparadas y un par de verdades que disfrazadas pasaron a ser el escudo perfecto, la certeza de que los errores no son errores, siempre ajenos a uno mismo.
Autoconvencerse de que se hizo lo correcto, que la pieza mal puesta no era la suya, que el que provocó aquel previsto final fue él y las inseguridades que al contrario que ella, sí mostró.
Alzando la voz se proclamó la reina de la historia, la pobre niña que tan solo quiso hacer las cosas bien, siendo su oponente el desalmado que no supo entenderla, en vez del protagonista que cayó en sus garras, otro más en la lista de los derrotados.
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